TEXTO DE LA OBRA

HISTORIA DEL SOLDADO

(Stravinsky / Ramuz)

traducción Javier Tomeo

(sobre música: MARCHA DEL SOLDADO)

NARRADOR
Entre Parla y Alcalá
un soldado va a su hogar.
Quince días sin luchar
¡su mayor felicidad!
Impaciente por llegar.
Caminando sin parar.
Ya está cerca de su hogar.
Miren qué contento está.

EL SOLDADO
He aquí un hermoso lugar.

NARRADOR
El soldado se sienta en una roca
a la orilla del río y abre su mochila.

EL SOLDADO
¿Por qué no descansar un momento?
Siempre caminando
y siempre sin peso.
Todas mis cosas revueltas.
¡Ay! He perdido mi San José.

NARRADOR
No deja de revolver.
Saca de su mochila
papeles escritos,
cartuchos y un espejo
muy estropeado y viejo.
Pero el retrato, ¿dónde está?
(Un retrato que su novia le había dado).
Lo palpa, introduce la mano
y saca por fin
del fondo de la mochila
un viejo violín.

EL SOLDADO
Es muy barato. Se nota.
No hay quien afine una nota.

(MÚSICA) CANCIONCILLAS A LA ORILLA DE UN ARROYO
(aparición del diablo)

EL DIABLO
¡Dame tu violín!

EL SOLDADO
¡No!

EL DIABLO
Véndemelo.

EL SOLDADO
¡No!

EL DIABLO
Te lo cambio por este libro.

EL SOLDADO
No sé leer.

EL DIABLO
¿No sabes leer? ¿Y qué importa eso?
Para leer este libro
no hace falta saber leer.
Es un libro que si te soy sincero
se lee solo.
Es como un tesoro
sólo hay que abrirlo:
¡Títulos! ¡Billetes! ¡Oro!

EL SOLDADO
No me fío.
Antes habría yo de verlo.

EL DIABLO
De acuerdo, voy a demostrártelo.

NARRADOR
Plazo, vencimiento a la vista,
cambio de divisas.
No entiende ni jota.

EL SOLDADO
¿Qué importa que los hombres puedan leer
si no entienden lo que leen?

EL DIABLO
Tiempo al tiempo.
No te detengas,
Ya lo irás comprendiendo.

EL SOLDADO
Además señor, si es cierto
que este libro es tan costoso,
tengo que deciros
que por mi violín
sólo pagué diez pesetas.

EL DIABLO
¡Oh! Eres un muchacho honesto
y mereces una recompensa…
Tu honestidad es tan encomiable
que estoy aquí para premiarte.
Dicen que la ocasión la pintan calva.
¿Vas a desaprovechar la tuya?

EL SOLDADO
Está bien, trato hecho.

NARRADOR
A plazo fijo…
Cambio de divisas…
Sesión bursátil del sábado 31…
No entiende nada.
¿Qué es eso de sesión bursátil?
¿Qué día es hoy?
Miércoles, miércoles día 28…
¡Anda…! ¡Este libro se adelanta al tiempo!
¡Cuenta cosas que aún no han sucedido!
¡Qué maravilla!

EL DIABLO
( se escucha unas notas del violín)
Ahora tienes que acompañarme a mi casa.

EL SOLDADO
¿Para qué? ¿Qué quieres que haga allí?

EL DIABLO
¿Es que no te has dado cuenta?
¡El violín no suena, amigo mío!
Tienes que venir a mi casa
y enseñarme cómo va.

EL SOLDADO
Lo siento, sólo tengo quince días,
quince días de permiso.

EL DIABLO
Apenas será un alto en el camino.
Además mi coche te prestaré,
iremos más rápido que a pie.

EL SOLDADO
Mi madre se preocupará por mí.

EL DIABLO
No es la primera vez que sucede así.

EL SOLDADO
Y mi novia también me espera.

EL DIABLO
Y continuará haciéndolo.
A los hombres como tú
las mujeres siempre los esperan.

EL SOLDADO
¿Dónde vivís?
¿Me daréis alojamiento?

EL DIABLO
Alojamiento, comida, vino,
dormirás en sábanas de hilo
y de mi coche te haré dueño.
Serán dos o tres días,
pasarán como un sueño.
Después serás rico para siempre.

EL SOLDADO
¿Qué habrá para comer?

EL DIABLO
Marisco y carne de la buena.

EL SOLDADO
¿Y para beber?

EL DIABLO
Excelente vino.

EL SOLDADO
¿Tendré algo que fumar?

EL DIABLO
Puros habanos
con vitolas de papel dorado.

EL SOLDADO
Bien. Como queráis,
pacto cerrado.
Como queráis os digo.

NARRADOR
El Soldado siguió al Diablo hasta su casa
y comprobó que no le había mentido.
No le faltó de comer y de beber
y fue tratado
como nunca antes lo había sido.
Enseñó al Diablo a tocar el violín
y éste le instruyó en la lectura
del libro original.
Fueron dos días bien aprovechados.
Llegó entonces la mañana del tercer día.
Esa mañana el Diablo entró
Y al soldado le dijo:

EL DIABLO
¿Estás preparado?
¿Has dormido bien?
¿Has descansado?

EL SOLDADO
Sí.

EL DIABLO
¿Tienes ya lo que te había prometido?

EL SOLDADO
Sí.

EL DIABLO
¿Entonces estás contento?

EL SOLDADO
¡Oh! Sí, sí.
Vamos allí.

NARRADOR
Suben al coche y parten al instante.
De repente, el Soldado se agarra como loco
a su asiento.
No sabe lo que le pasa.

EL DIABLO
Agárrate, agárrate bien. ¡Cuidado!
Mis caballos son veloces como el viento.

NARRADOR
El Soldado quisiera levantarse,
quisiera saltar, vano intento.
El carruaje está suspendido en el aire,
atraviesa el cielo.

EL DIABLO
¿Estás contento? ¿Sigues contento?

NARRADOR
El carruaje se desliza por los valles.
¿Durante cuánto tiempo?
Ya no existe el tiempo…
Después todo vuelve
a ser como antes.

( Música) reprise -MARCHA DEL SOLDADO
NARRADOR
Sol y polvo y soledad.
Un soldado va a su hogar.
Quince días sin luchar
¡su mayor felicidad!
Impaciente por llegar.
Caminando sin parar.
Ya está cerca de su hogar.
¡Miren qué contento está!

EL SOLDADO
¡Bravo, ya estamos! Al fin en casa.
¡Buenos días, señora María!

NARRADOR
Doña María está en el corral.

EL SOLDADO
¡Hola! ¿Qué tal?

NARRADOR
No lo oye.

EL SOLDADO
No importa. Ahí está Luís.

NARRADOR
Su viejo amigo.

EL SOLDADO
¡Eh! Luís. ¿Qué? ¿Segando el campo?
¿Qué pasa? ¿Por qué no me respondes?
¿Es que no me reconoces?
Soy José, José el soldado.

NARRADOR
Ahí está la escuela,
con su torre y su campana.

EL SOLDADO
Señores, que llegó José.
José. No pueden haberme olvidado.
NARRADOR
Ahí está la posada, el molino, mucho gentío,
hombres, mujeres, niños.

EL SOLDADO
¿Pero qué pasa? ¿Es que no me reconocen?
¿Acaso me tienen miedo?
¡Pero si soy José, José el soldado…!

NARRADOR
¡Pobre José!
Una primera puerta se ha cerrado.
Otra que se cierra y otra y otra…
Una tras otra
todas se van cerrando.
Chirrían las bisagras,
las cerraduras oxidadas.
Y él, a pesar de todo, exclama
“¡Menos mal, ya he llegado!”
Piensa en su madre.
Pero cuando ella lo ve venir
se escapa gritando,
y el soldado se consuela
pensando en su novia:
“Me queda la novia…”
¿La novia? ¡Ja!
Ya se ha casado,
ya tiene hijos.

EL SOLDADO
¡Ah! Maldito granuja, canalla, estafador.
Él es el culpable.
Sí, ahora lo veo claro.
Dios mío, pero cuánto tiempo he perdido.
No han sido tres días. ¡Han sido tres años!
Pero qué clase de …
Y yo qué imbécil al escucharle.
Bueno, es cierto que estaba
muy hambriento y también muy cansado,
pero eso no justifica que lo escuchara.
Acaso es de hombres prudentes
escuchar a un desconocido.
No, por supuesto que no.
A un desconocido se le dice:
“Mire señor: Yo a Vd. no le conozco
siga su camino”.
¿Por qué entonces pues
hice lo que me pidió?
Debería haber dudado,
pero en lugar de eso,
lo escuché como un imbécil
y le entregué mi violín. ¡Ay!
¡Qué mala suerte he tenido!
Y ahora qué voy a hacer,
Y ahora qué puedo hacer.

(Música) PASTORALE

EL SOLDADO
¡Ah, canalla! ¡Canalla, estafador!

EL DIABLO
¿Qué vas a hacer ahora?

EL SOLDADO
¡Ah, maldito canalla!

EL DIABLO
Trata de hablar con más educación.
Y con más tranquilidad…
Bueno… Trata de entender.
¿Y ahora qué vas a hacer?
¿Acaso te has olvidado?
¿Y aquel libro que te di
tan bien encuadernado?

EL SOLDADO
Lo guardo entre mis cosas.

EL DIABLO
¿Por qué entonces te lamentas?
Tienes más de lo que necesitas.
Eres soldado, ¿no?
Bien, demuéstraselo
a estas damas y caballeros.
¡Firmes! ¡Atención! …¿eso es? ¡Guarda eso!
¡Quita esa mochila de aquí, ponla allá!
¡Eso es! …y vuelve a la posición.
Quítate la gorra. Ponte esta. Toma.
Te sienta muy bien.
Quítate la guerrera, te encontraré otra chaqueta,
¡la postura otra vez, firmes!
¡Firmes! No hemos terminado.
El libro. ¿Dónde lo has guardado?

EL SOLDADO
Está allí.

EL DIABLO
¡Ah! Sí, lo había olvidado. Ve a buscarlo.
¡No! Sólo el libro… Muy bien, ahora ven.
Pero no lo lleves de ese modo,
podrías perderlo, sujétalo bajo el brazo.

EL SOLDADO
¿Así?

EL DIABLO
¡Un libro que vale millones! ¡Millones!
¡Préstale más atenciones!
Así es. ¡Esto marcha, hijo mío!
A cada uno pues, lo suyo.
Yo con lo mío y tú con lo tuyo.

Música (no. Ensayo 6 - 9 compases)

NARRADOR
El Soldado leyó el libro
y lo que obtuvo fue dinero,
más dinero, siempre dinero.
Guita, plata, pasta, cash, Money.
Lo leyó tantas veces
que pudo conseguir
todo lo que quiso.
Primero compró telas.

EL DIABLO
Damas y caballeros, pasen y vean…
Hay telas de todos los colores:
Negro, azul marino, azul claro, azul prusia,
azul pastel, azul celeste, beige, arena, gris perla,
gris oscuro, gris marengo,
lino en anchos de metro cuarenta,
metro treinta, metro veinte, metro diez,
crepes de China, otomanes, sedas, tafetanes,
precios de antes de la guerra…

NARRADOR
Primero compró telas,
después compró casas,
después barcos,
después aviones,
después países…
Pero las cosas materiales
dejaron de interesarle.
Su vida estaba llena,
su alma vacía.
Y el libro… El libro era el cofre encantado.
Sólo había que abrirlo
y tenías todo lo imaginado.
Primero una cosa,
después otra y otra.
Todo lo pidió.
Y puesto que podía pagarlo,
lo pidió y lo consiguió.
Todo. ¿Todo? No…
Todo y después nada.
Nada en absoluto.
Quien hizo la ley
hizo la trampa.
Compró cosas todo el tiempo,
pero nada tenían dentro.
Cosas falsas, cosas muertas,
vacías, inútiles, huecas.

SOLDADO
¡Ay! Si yo pudiera tener las cosas de antes,
las verdaderas, las de todo el mundo,
las que yo, desgraciado, no tengo.
¡Las que merecen de verdad la pena!


NARRADOR
(Música: reprise de las Cancioncillas a orillas de un arroyo)
Cuando uno se sentaba sobre la hierba,
¡qué agradable su tacto y su frescor!
Esas cosas simples,
las simples cosas,
son las que todo el mundo tiene,
cosas que no hay que pagar…
Fines de semana,
sábado por la noche,
las gentes regando sus jardines:
¡Rosas, romero, jazmines!
Las niñas jugando a la ronda,
saltar una cerca,
sentarse bajo un árbol.
En un kiosko
la camarera llega,
te llena el vaso.
Las cosas auténticas,
las que merecen la pena.
Ellos que no tienen nada,
lo tienen todo;
Y el soldado no tiene nada.
¡Nada, nada! ¡Está desconsolado!

EL SOLDADO
¡Satán, Satán! Tú me has engañado.
¿Qué puedo hacer? ¿Lo que dice el libro, quizás?
¡Eh, libro! Tú me lo vas a explicar, dime:
¿Los demás son felices?
¿Cómo lo consiguen?
¡Eh, libro! ¡Dímelo!
Cómo hacer para ser
como antes otra vez.
(Ringgg…)

SOLDADO
Dígame.

NARRADOR
Señor, es sobre su cuenta corriente.


EL SOLDADO
Más tarde…
(Ringgg…)
Que más tarde…

NARRADOR
Tú, libro, lo has de saber.
¿Para ser como antes
qué tiene que hacer?

EL SOLDADO
Soy admirado, como jamás
lo ha sido ningún hombre.
Soy envidiado,
pero estoy muerto entre los vivos.

NARRADOR
El diablo vestido de vieja vendedora asoma la cabeza.

EL DIABLO
Vaya historia que se ha montado
por un simple violín.

EL DIABLO
Señor, ¿se puede pasar?

EL SOLDADO
¿Qué quieres?

EL DIABLO
Desearía hablaros…
Permitidme…
Señor, parece que el libro
habéis dejado caer.

EL SOLDADO
Bien, gracias. ¿Qué queréis?

EL DIABLO
Señor, explicaros me gustaría
que tengo ahí fuera mis mercancías,
objetos singulares:
remedios, curiosidades…
EL SOLDADO
No, muchas gracias.

EL DIABLO
Señor, por caridad…

EL SOLDADO
Tenga señora una moneda.

EL DIABLO
Señor, todos tenemos nuestra dignidad.
No quiero nada que antes no haya ganado.
Cada uno tenemos nuestro oficio,
nuestro humilde oficio.
Afuera en la antesala tengo mis mercancías.
¿Y si voy a buscarlas rápidamente?
¡Mirad, Señor, mirad!
¡Collares, relojes, anillos!
¿Encajes? ¿No? Decid que no sin reparo.
Es verdad, no estáis cansado…
Uno tiene su oficio, su humilde oficio…
¿Y una preciosa medalla de plata?
¿No? ¿Siempre no? ¿No?
¿Y un espejo? ¿No?
¡Ya lo tengo! Un bello retrato bien enmarcado.
¡Ah! ¡He aquí algo que creo que os interesará!
¿No? ¿Otra vez no?
¿Qué tal un violín?

EL SOLDADO
¿Cuánto cuesta?
¿Cuánto cuesta, os digo?

EL DIABLO
Os haré precio de amigo.
Os dejo probarlo,
el precio no será
de discusión motivo.

(Música: reprise Cancioncillas a orillas de un arroyo)

(Música: MARCHA DEL SOLDADO 2)

NARRADOR
Lluvia, frío y humedad,
un paisano andando va.
¿A dónde irá
después de tanto caminar?
¿A dónde va?
¿Cuál es su destino?
Ni él mismo lo sabe.
No queda nada
de su riqueza
y a nadie se lo ha contado.
Mas le falta su mochila
y las cosas importantes.
Va buscando su ciudad.
Él camina sin parar, sin parar, sin parar…
Un reino nuevo ha encontrado
a otro país ha llegado.
(fin de música)
Hace su entrada,
se dirige a una posada.
Algo de comer ha pedido
y vino para beber.
Entonces mira por los ventanales
entre visillos de muselinas blancas
recogidos con cintas encarnadas
ve lo que en la aldea pasa.
Ve las hojas de los árboles mecerse.
¿Y después qué?
De pronto se oye
un redoble de tambor.
Se convoca a todos los ciudadanos
para curar a la princesa cuanto antes.
La hija del rey está grave.
¿Qué tiene? Nadie lo sabe.
Y el rey al son del tambor
manda decir el siguiente pregón:
“La mano de mi hija he de dar
a quien la sepa curar”.
Justo en ese momento
un hombre entra y saluda a José:
“No nos han presentado
pero yo también he sido soldado”.
Y añade: “En cuanto te vi entrar,
pensé, tenemos que hablar”.
No pareces muy contento
pero eso se arregla
bebiendo y riendo.
Ésta puede ser una oportunidad excelente
tú puedes ayudar a toda esa gente.
Una gente muy especial,
pues son gente de sangre real.
La princesa necesita ayuda
y tú puedes ser el remedio y la cura.
Yo desde luego iría gustoso
pero tengo deberes como esposo.
Pero tú… tú que eres dueño de tu libertad
no dejes pasar esta oportunidad.
Buscan un médico, eso es todo.
Nada pierdes presentándote de este modo:
“Soy médico militar”
y entonces la intentas curar.

EL SOLDADO
¿Por qué no?
¿Y si lo consigo?
“¡Enhorabuena y gracias por todo, amigo!”

NARRADOR
Se levanta y llega diligente a los jardines del palacio.
Los guardias le dan el alto.
“Alto en nombre de nuestro rey.
¿Dónde vais?”

EL SOLDADO
Precisamente
a ver a vuestro rey.

(MÚSICA- MARCHA REAL)

NARRADOR
En su honor música han tocado
y el rey lo ha recibido.

EL SOLDADO
“¿Eres médico?” me preguntó.
“Médico-militar”, le respondí yo.
“Muchos lo han intentado
y ninguno la ha curado”.
“Oh, no, yo tengo un remedio infalible…”
“Si es así veréis a mi hija
lo antes posible…”

¡Esto marcha! ¡Esto va bien!
El hombre del bar tenía razón,
¿por qué no yo?
¡Tanto tiempo sin mujer
y ahora mi esposa
una princesa puede ser!

NARRADOR
En una habitación del palacio el Soldado
tiene un mazo de naipes en sus manos.

EL SOLDADO
Esto saldrá bien,
¿Qué decís? ¿Cartas?
¿Qué decís?
Siete de corazones.
Diez de corazones.
Todo corazones.
Excelentes predicciones…
¿Y por qué no yo?
Mi esposa será
una auténtica princesa…

EL DIABLO
Alguien se te ha adelantado.
Tonto fuiste al estar triste,
eras rico, estabas considerado…
Y de repente todo lo has estropeado.
Mi querido amigo, estás acabado.
Siete de corazones,
diez de corazones,
reina de corazones dijiste,
¡excelentes predicciones!
No te hagas ilusiones.
Sólo yo tengo la solución.
La única solución:
¡La música, la música!

EL SOLDADO
En verdad tiene razón,
es él quien tiene la solución.
¡Yo no tengo nada, nada de nada!

NARRADOR
Vamos, arráncale la piel,
pégale, acaba con él.

EL SOLDADO
No es humano,
no puedo hacerle daño.


NARRADOR
¡Sí, sí! Claro que puedes,
a su merced estás
porque dinero tienes.
Deshazte de tu dinero,
juega con él a las cartas,
te ganará y eso te salvará.

EL SOLDADO
¿Quieres jugar? Tengo dinero.

EL DIABLO
¿Cómo?

EL SOLDADO
Os digo que si quieres jugar.


EL DIABLO
Querido amigo,
será un placer.

NARRADOR
Te ganará, el siempre quiere vencer,
pero le arruinarás si le dejas ganar.

EL SOLDADO
Oro, títulos, billetes.
EL DIABLO
¡Excelente!

EL SOLDADO
¿A cuánto el punto?

EL DIABLO
A diez centavos.

EL SOLDADO
Dos pesos el punto.
Ni un centavo menos.

EL DIABLO
Como queráis, ¡pero tened cuidado!
El libro, el violín,
todo será mío al fin…
Sólo te quedará el hambre.
H..A..M..B..R..E.., hambre.
¡Lo ves!
Descalzo y desnudo irás.

NARRADOR
¡Vamos! ¡Sube la apuesta!

EL SOLDADO
A cien pesos.

EL DIABLO
Tú… tú… ¡Estás loco!

NARRADOR
¡Doscientos pesos!

EL DIABLO
Des…pacio, señor, des…pacio.
He ganado otra vez.

NARRADOR
¡Juégate el resto!

EL SOLDADO
¡Ahí va todo lo que me queda!
EL DIABLO
As de picas, as…de…picas ¿Y tú?

EL SOLDADO
¡Reina de corazones!

EL DIABLO
Yo… yo… he vuelto a ganar.

NARRADOR
¡Lo ves, lo ves! Se tambalea.
¡Lo ves! ¡Se va a caer!
¡Dale vino!

EL SOLDADO
¡Toma! Esto te hará sentir mejor.
¡Os digo que bebáis! ¡Toma!
¡Bebo a vuestra salud! ¡Otro más!

EL DIABLO
¡Es…táis a…bu…san…do…!

NARRADOR
¡Cuidado! Se va a caer.

EL SOLDADO
¡Eh! Puedo coger el violín.

NARRADOR
No, todavía no ha bebido suficiente.

EL SOLDADO
¡Soy libre! ¡Soy libre!

NARRADOR
Ahora toma lo que te pertenece:
¡La música!

(MÚSICA-PEQUEÑO CONCIERTO)

EL SOLDADO
Princesa, le puedo asegurar
que soy yo quien la va a curar.
NARRADOR
Él es valiente,
se siente fuerte.
Él mismo se ha salvado,
ha escapado de la muerte.

MÚSICA-TRES DANZAS
1.TANGO
2.VALS
3.RAGTIME

MÚSICA- DANZA DEL DIABLO

MÚSICA-GRAN CORAL ( SÓLO MÚSICA)

MÚSICA- CANCIÓN DEL DIABLO

EL DIABLO (sobre la música)
¡Muy bien! Qué bonitos son los sueños,
pero aquí yo soy el dueño.
Y si cruzas la frontera
caerás bajo mis garras.
Con la suerte no vuelvas a jugar,
la princesa deberá a la cama regresar.
Más paciencia no puedo tener
y eso soldadito lo tienes que saber.
¡Al infierno irás, allí abajo irás
y allí vivo te quemarás!


MÚSICA- GRAN CORAL (con texto)

NARRADOR
No se puede tener
lo de hoy y lo de ayer.
No se puede a la vez ser
quien se ha sido
y quien se es.
Todo no se puede tener.
Hay que escoger.
La felicidad una ha de ser.
No puedes tener
el sol y la luna.

“Lo tengo todo, lo tengo todo”,
piensa el Soldado.
Pero un día, la Princesa le dice:

“No sé nada de ti todavía,
cuéntame algo de tu vida”.

EL SOLDADO
Hubo un tiempo hace mucho
en el que fui soldado.
Vivía con mi madre en mi pueblo,
pero el camino he olvidado.

PRINCESA
Podríamos ir, podríamos ir…

EL SOLDADO
Bien sabes que está prohibido.

PRINCESA
Volveríamos enseguida.
No nos demoraríamos.

NARRADOR
Ella lo mira y le dice:

PRINCESA
¡Tú también quieres ir, deseas ir…!
¡Di que sí…! Di que sí… Di que sí.

NARRADOR
Y el soldado le dice:

EL SOLDADO
Ven aquí.

PRINCESA
No hasta que digas sí.

NARRADOR
Y entonces él piensa:

EL SOLDADO
¿Y por qué no?
Puede que esta vez
mi madre me reconozca
y venga a vivir con nosotros,
y así lo tendría todo.
Todo lo que tuve antes
y todo lo que tengo ahora.

NARRADOR
Han salido, van muy deprisa.
Él llega primero a la frontera.
Ya el campanario se divisa.
Ella se queda atrás, lo espera.
Él la llama,
se da la vuelta
y sigue caminando.
Sin saber que el Diablo
va a por él.
Pobre Soldado,
no se puede tener
lo de hoy y lo de ayer.
No se puede ser a la vez
quien se ha sido
y quien se es.

MÚSICA- MARCHA TRIUNFAL DEL DIABLO


FIN